lunes, 5 de octubre de 2015

HORAS EXTRA, ALGUNAS FALACIAS


Horas extra… algunas falacias

Estos días he estado leyendo algunos artículos sobre las horas extra y estadísticas sobre las mismas y me ha sorprendido (bueno, no tanto, la verdad) que solo se consideren como otra explotación más para el trabajador; un abuso del empresario, y contraproducente para las cifras del paro. Por supuesto que habrá de todo y no es bueno generalizar, pero ellos (me refiero a los artículos que he leído), han empezado primero, generalizando claramente sin decir ni una sola palabra en favor de la empresa. Por eso quería, con este artículo, compensar un poco esa postura tan radical, al menos para intentar que haya un poco más de equilibrio en este mundo hostil.

Algunas falacias sobre las horas extra


Algunas tergiversaciones básicas sobre el concepto de horas extra
Cifras: Lo primero; preguntar cómo calculan eso de que cada semana se realizan más de seis millones y medio de horas extra en España si luego dicen que no se pagan. O sea, que los datos no son de la cotización... ¿cómo lo calculan entonces?
¿Por qué perjudica a las cifras del paro?: Es evidente que quien defiende esta postura lo hace desde la teoría básica de que si no se hicieran horas extra, la empresa tendría que contratar a alguien más. Desde la matemática simple es cierto, pero la realidad es otra. Eso sería posible solo desde la máxima flexibilidad de contratación. Si yo como empresario una semana en concreto tengo un pedido especial y necesito que alguien venga a prepararlo, estaría bien poder contratar a una persona (si encuentro a la apropiada, claro), sin adquirir las mismas responsabilidades que cuando me caso ante el altar. Terminado el pedido, esa persona tiene que volver al paro sin rencores y si dentro de un mes necesito a otra (o a la misma), debería poder hacerlo. Pero eso en la práctica es inviable. Lo lógico es que el empresario, en especial el pequeño, si tiene un apretón de trabajo, tire del personal que tiene, porque tampoco es que se pueda formar a alguien en veinticuatro horas, aunque el trabajo sea simple. O sea, que eso de «repartir» el trabajo está muy bien filosóficamente hablando, pero necesitaría de muchos ajustes legales (y de mentalidad) para poder hacerlo.
Son un robo al trabajador: También habrá de todo y no voy aquí a defender lo indefendible; lo que no he leído por ninguna parte es que durante la jornada también hay muchos trabajadores que no producen lo que debieran, o que se toman sus descansos, o que van al baño más de lo normal... Todo eso está muy bien porque genera una forma relajada de trabajar. No digo que no, pero digamos que serían unas anti horas extra, y si una hora extra no pagada es un robo al trabajador, el escaqueo de una hora en jornada laboral tendríamos que llamarlo robo al empresario.
Las estadísticas del INE dicen que cada semana, las plantillas «regalan» a las empresas 3.904.100 horas (falta añadir los minutos que seguro que también los tienen calculados, pero habrán querido redondear un poco). Bien, que me lo expliquen, y que me expliquen también por qué no ponen cuántas horas a la semana regalan los empresarios a los trabajadores... ¿o nadie sale en horas de trabajo a recoger a los niños del cole, o a acompañar a la mujer que se ha quedado tirada en el coche, o a llevar a la suegra al médico, o a pasar el parte al seguro del siniestro de la moto, o llega sistemáticamente (y por vicio) diez minutos tarde... todos los días?
Estamos con lo de siempre, solo queremos derechos, queremos que nos regalen las cosas y no queremos ganarlas por nosotros mismos, al igual que queremos becas para nuestros hijos y que vayan gratis a la universidad, aunque no tengan ganas de estudiar ni sirvan para hacer la «o» en un canuto. Craso error.
Y de las estadísticas, ni caso, porque esas cifras son inventadas. Que pueden ser ciertas... sí, como quien adivina la primitiva, incluso podrían ser mayores, pero nadie lo sabe; nadie puede saberlo ni lo sabrá nunca. Así que son inventadas y un argumento falaz en contra del empresario. Respetemos a todas las partes y que cada uno admita sus culpas o carencias. Hagamos bien nuestro trabajo.
Del Blog de Ramón Cerdá

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