sábado, 18 de julio de 2015

CALLES FRANQUISTAS EN MADRID


Calles franquistas en Madrid

Es evidente que a fecha de hoy, crisis mediante, no existen problemas serios y si nos quejamos es de vicio. Al fin y al cabo, si realmente hubiera problemas que resolver, la nueva alcaldesa de Madrid (jueza, además), no se preocuparía de chorradas como las de cambiar el nombre de las calles por un «supuesto» cumplimiento de la ley. Eso de la memoria histórica está muy bien, pero lo de querer cambiar la historia o, mejor todavía, borrarla como si nunca hubiera existido, no es inteligente. Dicen que quienes olvidan la historia están condenados a repetirla. ¿Por qué entonces ese empeño en hacer según qué estupideces? ¿Por qué cambiar el nombre de las calles? Unas calles, muchas de ellas emblemáticas y cuyos nombres han superado hace mucho el origen de los mismos. Lo único que se genera con estas cosas es desviar la atención de los verdaderos problemas. El problema no es que una calle se llame General Yagüe, el problema es darle importancia a lo que no la tiene. ¿Por qué no prohibimos que se inscriba en el registro civil más gente con el nombre de Francisco?, ¿O por qué no le preguntamos al Papa por qué se ha cambiado el nombre y se ha puesto el del Caudillo? O ya puestos, ¿por qué no encerrar de por vida a cualquiera que se apellide Franco? ¿Y qué pasará con la calle de Salvador Dalí, tan vinculado con el régimen? ¿Se propondrá también el cambio? ¿Y luego? ¿Se pedirá al alcalde de Figueres que clausure el museo para mantener la «coherencia» institucional?
Una cosa es que no celebremos los éxitos y triunfos franquistas, que me parece muy bien, otra muy distinta es que queramos borrarlos.

Gasto de cambiar las calles franquistas en Madrid


Calles franquistas en Madrid. El Alzheimer social que muchos quieren.
Económicamente no es ningún gran gasto. Se habla de algo más de 50.000 euros, que no es ninguna fortuna, pero con ese dinero se podría dar de comer una temporada a bastantes familias necesitadas, por poner un ejemplo cualquiera. Luego están los gastos indirectos que no asumirá el Ayuntamiento, como es el que tendrán que hacer todos los empresarios y autónomos con los negocios en las calles afectadas, cambiando tarjetas, membretes, cartelería, etc. Algo totalmente superfluo e innecesario. Y la confusión durante años con los nuevos nombres, que ya veremos cuáles son y si tendrán que ser sustituidos en un próximo cambio de gobierno por inadecuados.
¿Por qué de paso no derribar el Arco de la victoria? O ir un poco más atrás y cargarse la estatua de Colón, al fin y al cabo no era coetáneo de Franco pero fue el causante de muchos desmanes en su época y ahí lo tenemos en piedra, impasible.
Esto me recuerda a eso de Google y su obligación de borrar el nombre y las búsquedas de cierta gente. Nos tendríamos que preguntar hasta qué punto estamos a favor del Alzheimer social y por qué.
Del Blog de Ramón Cerdá

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